
La conversación sobre la Inteligencia Artificial (IA) en América Latina ha transitado de la curiosidad especulativa a la urgencia operativa. La pregunta para los líderes empresariales ya no es si deben adoptar esta tecnología transformadora, sino cómo integrarla de manera efectiva para sobrevivir y prosperar en un mercado cada vez más competitivo. Lejos de ser un monolito de progreso uniforme, el panorama actual de la IA en la región es un complejo teatro de dualidades: una adopción explosiva y democratizada que colisiona con barreras estructurales profundas y persistentes.
A primera vista, la penetración de la IA parece casi total. Diversos estudios indican que más del 85% de las empresas en la región ya utilizan alguna forma de inteligencia artificial en al menos uno de sus procesos, consolidándola como un pilar de la transformación digital. Esta cifra sugiere un contacto casi universal con la tecnología. Sin embargo, cuando se profundiza en las tasas de adopción formal y estratégica, el número se ajusta a un rango más conservador, entre el 40% y el 42%.
Esta aparente contradicción no es un error, sino el reflejo de un fenómeno clave: la diferencia entre el uso táctico y la implementación estratégica. La facilidad de acceso a herramientas de IA, especialmente las generativas, ha provocado una ola de adopción orgánica y ascendente por parte de los empleados.
Encuestas de consumo muestran que entre el 70% y el 76% de los individuos en mercados como Brasil y México ya utilizan servicios como ChatGPT. Es lógico deducir que este uso personal se traslada al entorno laboral, inflando las estadísticas de uso general. Este comportamiento da lugar a un fenómeno conocido como “Shadow AI”, donde la tecnología se utiliza fuera de los marcos formales de gobernanza de TI, exponiendo a las organizaciones a riesgos significativos de seguridad, privacidad de datos y propiedad intelectual. Por lo tanto, el desafío para los líderes no es simplemente introducir la IA, sino descubrir, gobernar y canalizar estratégicamente la IA que ya opera de manera informal dentro de sus equipos.
A pesar de esta brecha, el ritmo de crecimiento es innegable. Un informe de IBM reportó una aceleración del 67% en el uso de IA en el último año, mientras que un estudio de NTT DATA y MIT Technology Review registró un notable crecimiento anual del 25% para la IA tradicional y del 23% para la IA generativa.
La gran pregunta es, en LATAM, ¿qué pesa más hoy, la velocidad con la que adoptamos la IA o la profundidad con la que la integramos estratégicamente?
